Hay ocasiones, anoche fue una de ellas, donde hay palabras que se convierten en una regalo inesperado... "Echo de menos esos abrazos que dabas, que me hacían sentirme tan bien"... Entre agradecido y emocionado (porque no reconocerlo), me ha hecho pensar en la importancia de los gestos oportunos y de recordarlos a tiempo.
¿Los abrazos se pierden?... Gracias a mi amigo, me atrevería a decir que no. Hay gestos, personas, que dejan huella y que se pueden recordar con ilusión y despertar en nosotros dinámicas positivas y motivadoras, ¡ganas de vivir!, de tirar para delante.
La conversación con mi amigo anoche me anima a no perder oportunidades, a no ahorrarme esfuerzos, ni tiempos, ni gestos. Uno nunca sabe el peso o la importancia que el otro da a lo que haces... Pero si sabemos el sentido y cariño con el que nosotros podemos hacer las tareas de cada día.
Me fui más animado a la cama, pensando que las cosas sencillas son capaces de serenar, consolar o animar a quien no tiene un horizonte claro. Quisiera animarme y animaros a renovar cada día ese empeño por ofrecer ese gesto y palabra oportuna a quien más la necesita a vuestro lado. Seamos atrevidos, no escatimemos, siempre hay quien nos recuerde que mereció la pena. ¡Gracias!
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