martes, 20 de agosto de 2013

GUERRA YPAZ

Es curioso, pero de nuevo un año más constato que en nuestro maravilloso tiempo vacacional aumentan los conflictos, y no me refiero a Gibraltar, sino a los nuestros más cotidianos, en la orilla de la playa, en la cola del supermercado, a lo largo de paseo marítimo, o en el chiringuito de turno, ¡da igual!, parece que nos cuesta asumir que nuestro tiempo de descanso pueda ser también tiempo de aprendizaje de unos y de otros. Parece que a más convivencia, más oportunidades de conflicto, precisamente  con los nuestros. 
Estos días vacacionales ponen en evidencia en muchas ocasiones lo poco que estamos entrenados a convivir de forma prolongada con quienes realmente nos importan. Parece una contradicción, pero empieza a ser más bien, una evidencia.
¿Qué nos sucede?
Damos demasiado por supuesto, nosotros los adultos, que sabemos gestionar las situaciones inesperadas y conflictivas con éxito. Nada más equívocado, Lenguaje irónico, malas contestaciones, tonos agresivos, amenazas, zarandeos, insultos, silencios castigadores o poner cara de perro... forman parte de los recursos que ponemos en juego en situaciones de crisis... Y por si fuera poco, queremos los hijos aprendan buenos modales y sean tipos competentes para la vida. Más bien creo que se lo ponemos difícil.
¿Qué nos hace falta?
Necesitamos reconocer nuestros propios errores, para poder aprender de ellos y ser capaces de pedir disculpas, a nuestra pareja, a nuestros hijos o amigos... Necesitamos recuperar el perdón como una experiencia sanadora en nuestras relaciones humanas. Ofrecerlo y pedirlo.
Podemos afincarnos en nuestras trincheras en clave de batalla, o podemos apostar por la paz, esa paz construida en el perdón y el diálogo que nos abre la puerta al reconocimiento del otro. ¿No disfrutaremos así, más de nuestro descanso merecido? Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario