No es nada fácil reconocer que no vemos claro, que estamos perdidos, que estamos como tirados en la cuneta de la vida... Son esos momentos donde nos sentimos no tenidos en cuenta, y casi sin darnos cuenta nos empequeñecemos nosotros mismos.Nos sentimos auténticamente ciegos.
No nos hacen la ola, no se ríen de mis chistes, o no nos piden opinión,... Parece que no contamos para nadie. Entonces es cuando tenemos que aprender a gritar, a pedir luz, ayuda, una mano que se ofrezca. Necesitamos vivir experiencias, encuentros que nos aporten esa luz que nos haga levantar la cabeza, y hacernos mirar más allá.
Es tiempo de afrontar miedos, y reconocer aquello que nos impide lanzarnos a vivir en verdad, siendo uno mismo, con la autenticidad de quien se sabe limitado.
Necesitamos es luz capaz de ofrecer ese calor y claridad, que nos ayude a vivir en verdad.
¿Qué experiencias pueden ofrecernos tal luz? Cuando somos capaces de afrontar la vida con confianza, con apertura, con gratuidad y autenticidad, nos damos esa oportunidad a vivir en verdad y brillar.
Así pues, ¡que vea!, que sea capaz de levantarme y encontrar quien despierte en mí el deseo de brillar, de sacar lo mejor que llevamos cada uno dentro. Gracias y feliz semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario