Realmente, ¿de qué? ¿De la guerra que destroza la vida de cientos de miles de familias?¿Del éxodo al que se ven obligados?¿De los peligros de una huida incierta?¿De los engaños y abusos de las mafias?¿Del rechazo de quienes nos sentimos amenazados?¿De la indiferencia e insensibilidad de los gobiernos europeos?... ¿Salvados de qué?
Hay una lección que se nos escapa. Somos torpes y duros de mollera. Nada como el deseo de preservar la vida puede mover a tantas personas y con tanta fuerza, hasta la extenuación. Nada como la vida, a la que todos tenemos derecho, puede impulsar a familias enteras a ponerse en marcha, sin calcular distancia, ni coste , ni riesgos; y buscar ese espacio seguro y digno que tanto necesitan. No caemos en la cuenta, que mañana te puede pasar a ti, a mí,... Es entonces cuando sentimos el peso real de la vida y las dinámicas internas que nos impulsan a preservar y defender todo lo que más amamos. Nuestros hijos, hermanos, esposos y esposas,...
Frente al caos y desconcierto generado sin saber qué hacer, ni como responder a este drama humano. Frente al miedo y el rechazo provocado por quienes no quieren afrontar con profundidad este grave problema... A nosotros ciudadanos de pie, nos queda mucha tarea por hacer. Apostar por la vida por encima de todo, y recordarnos que la persona es lo primero.
Ante la insensibilidad de nuestros gobiernos e instituciones, no te calles. Manifiéstate, ofrece tu apoyo a quienes quieren ayudar al problema. Protesta en las redes sociales, y busca formas alternativas hacer presente a quienes sufren unas condiciones inhumanas.
Antes el miedo y el rechazo, de esta gran marea humana, acércate y conoce. Ponte en lugar de esas familias, infórmate del conflicto, y piensa que mañana te puede tocar a ti.
Ante el sufrimiento desmedido de quienes lucha por sobrevivir, busca formas de solidarizarte, gestos , acciones, que visibilicen tu apuesta por la vida.
Hay tantas cosas de las que necesitamos ser salvados. Abramos los ojos, las manos, el corazón, y sobretodo, nuestras puertas. Son ellos, precisamente ellos, los más amenazados, quienes nos enseñan lo que es la pasión por la vida. No perdamos oportunidades.
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