Una y otra vez, a primera hora, a la mañana, a media mañana, al almuerzo, ¿y porqué no?, a media tarde; y si somos capaces de superar nuestros cansancios, salgamos también al final de la tarde... Pues la realidad cotidiana nos grita en silencio, y pide de cada uno de nosotros que salgamos...
Salgamos al encuentro del otro, de quien pueda necesitarnos, de quien anda perdido, sin saber que hacer, aburrido, perdiendo la vida sin ...
Salgamos al encuentro de quien no lo espera, del desesperado, de quien ya tiró la toalla, pues se creyó que ya no es posible.
Salgamos al encuentro de quienes se sienten solos, y piensan que lo que están viviendo no importa a nadie,...
Salgamos al encuentro de quienes se sienten rechazados, olvidados y juzgados, por sus errores, por sus opciones, por sus ideas, por...
Salgamos al encuentro de quienes no piensan como yo, y no comparten mis creencias, mi fe, mis opiniones, mis proyectos, y recordémonos que hay Algo, Alguien, mucho más grande que todo eso, que nos susurra que todos tenemos algo en común, que somos humanos, hermanos, hijos, ...
¡Salgamos al encuentro!, porque encerrarnos,
- nos empobrece,
- nos limita,
- nos distancia,
- nos empequeñece,
- nos endurece,
- nos hace daño, y hacemos daño,
- nos aísla,...
- ¿Necesitas más razones?...
¡Salgamos al encuentro!, una y otra vez. Pues en ese encuentro estimulamos actitudes de más humanidad: cercanía, preocupación, ofrecimiento, gratuidad, perdón, ternura, ... Así es como vamos creando una cultura diferente, alternativa, donde todo somos tenidos en cuenta, donde todos somos valorados, y vamos haciendo posible ese Bien Común, donde los últimos los hacemos primeros. ¡Feliz semana y gracias!
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