domingo, 12 de diciembre de 2010

¿SIN DIOS? ¿QUÉ DIOS?

Este fin de semana un amigo me ha hecho pensar en las formas sutiles que tenemos los seres humanos de ir desterrando a Dios de nuestras vidas. En lo primero que pienso, es como puedo ser capaz de ir reduciendo a Dios a mis expectativas, a mis necesidades. Caer en la cuenta que todos los que fueron negando a Jesús ha sido porque no se ajustaba a lo que esperaban de Él,  y este "pequeño" detalle me lleva a hacerme a mi mismo la pregunta: ¿Qué espero yo de Dios?
Aunque las campaña publicitarias ya se adelantan precipitadamente, llevándonos a todos inexorablemente a hacer nuestras listas y previsiones de compras; podemos recordarnos que todavía  estamos en Adviento, ese tiempo de las preguntas y de las esperas, ese tiempo donde  podemos preparar nuestro interior, no solo la mente, sino el corazón, a un Dios capaz de poner una "tienda" (y no de ropa) en medio de nuestras ocupaciones y agobios
Entonces, es buen momento para hacerme la pregunta, ¿Qué espero de Dios? ¡ojala ponga su tienda en mi vida!, me deje alcanzar por Él, y no me resista a sus encantos....
Lo de acampar va con Dios. Sutil, sin ruido, sin imponerse y como pidiendo permiso, que no siempre se lo damos, se acerca cada día acompañando, alentando ...  Me da la sensación que en muchas ocasiones se lo ponemos difícil, preferimos algo más inmediato, magnífico (por no decir un "milagrito"), algo que nos deje claro que Dios, es el dios que yo quiero y necesito, ¡caramba! Sin este dios podemos vivir... al dios que hacemos a nuestra medida nos lo podemos cargar...
Este amigo, me recuerda que la semilla ya está plantada. Que la esperanza  está a punto de dar a luz, que salimos de cuentas, ... y no depende de nosotros,... se nos da, planta su tienda donde más se necesita, como el SAMUR ,o las tiendas-aulas de Haití o las tiendas de Médicos sin Fronteras o,.... en cada uno de nosotros... despertando el deseo de ser feliz y hacer feliz, de hacer el bien al prójimo, alentando a la lucha de cada día por sacar a los tuyos adelante, o arrancar una sonrisa a quien no le quedan muchos motivos para ofrecerla...
¿Sin Dios? ¡Estamos preñados de Dios! en la debilidad, en la grandeza, en el fracaso y en el éxito, se nos da, nos pide permiso para poner esa tienda, su tienda. Yo, "con temor y temblor", y con la alegría de saberme habitado por Él, le doy permiso, que no desista, que no se canse de mis resistencias. Gracias

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