miércoles, 26 de enero de 2011

CULTIVANDO HABILIDADES...

En tierra de campos, aquí en Castilla, si de algo entienden es de sembrar.Parándome a pensar un poco, veo mucho parecido como mi actividad diaria de educar.
Puesto a aprender de lo suyo, hay tres habilidades que podían sernos muy útiles en nuestra vida cotidiana: aprender a preparar el terreno, saber esperar, y recoger a tiempo. Las tres tienen para mi un fuerte contenido simbólico que pueden ayudarnos a afrontar con más profundidad la vida.
En educación, como en el campo, no todo es tener buena simiente. Aunque no deje de ser importante, creo que todo el proceso que la acompaña si que es clave. No hay fruto bueno sin trabajo.
Preparar el terreno, supone conocer sus características: su  composición, sus puntos fuertes, sus incompatibilidades, ... remover la tierra para oxigenarla y enriquezerla con los abonos y además nos implica en eliminar  todos aquellos elementos externos que pueden dificultar que la simiente agarre: piedras, raíces viejas,... En definitiva, perder el tiempo en  preparar para la acogida. Que importante es aprender a perder el tiempo con los chavales, para conocerles mejor y poder compartir parte de su mundo que nos ayude a entender sus deseos y dificultades, sus miedos y proyectos, y  así, proponer, hacer mirar más allá,...
Saber esperar, es reconocer que en la vida es necesario respetar los procesos. Dar tiempo, acoger diferentes ritmos y no pretender imponer las expectativas personales. A cada uno le llega su momento, y debemos estar atentos a eso. Luchar contra las prisas que nos imponen objetivos inalcanzables o el mito que lo rápido es más exitoso. El fruto bueno necesita su tiempo. Aceptarse a uno mismo, sentirse querido, aprender de un error, pedir disculpas, hacer una crítica, ... entre otras muchas, requieren ese tiempo que nos hace descubrir el momento oportuno para llevarlas a cabo. Darse tiempo.
Recoger a tiempo. Requiere poner en juego un esfuerzo grande que permita acoger todo lo bueno que hay en uno. No hay vendimia fácil. Y aunque contemos con ayudas, ¡menos mal!, uno tiene que dejar parte de si mismo en reconocer el buen fruto, arrancarlo y ofrecerlo.
Gran sabiduría la del campo que nos ayuda a entender mejor la vida. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario