Cuando en nuestro día a día se nos presenta la oportunidad de prestar ayuda a alguien que necesita de nuestro apoyo, ¿A qué estamos dispuestos?
Hay quienes miran a otro lado, como que no va con ellos. Es legítimo, somos libres. Son aquellos que piensan que cada uno tiene bastante con lo suyo. Pero no es una respuesta de altura humana.
Hay quienes el miedo a que se les complique la vida les paraliza su capacidad de respuesta, es comprensible. Éstos, están llamados a superar esos miedos, si no quieren que esos miedos acaben comiéndoles las vida.
Hay quienes, sujetos por la ley y la norma, dan una respuesta legalista, no saliéndose de lo marcado. Esta rigidez acartona el amor y la creatividad en la respuesta.
También los hay capaces de ponerse en lugar de los otros, y deciden dar una respuesta real y concreta, que responden a lo que necesitan, superando los miedos y no preocupándose más por si mismos que por quien necesitan su apoyo. Estas personas dan una respuesta gratuita conscientes que la persona y su dignidad es lo primero. A todas estas personas que alientan la generosidad con su testimonio, ¡gracias!
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