miércoles, 19 de enero de 2011

¿HACER LO BUENO O LO MALO?

Esta pregunta es la fácil. Todos la quisiéramos en un examen. Elegir entre lo bueno y lo malo no hay mucho que discernir. Quizá sea necesario matizar algo más si la pregunta fuera ¿qué nos impide hacer el bien, lo bueno?
Al final del día, prefiero plantearme si he aprovechado todas las oportunidades para hacer el bien, si con mi trabajo, el estilo de mis relaciones, y mis esfuerzos, he servido más, he amado más o he dignificado más a quienes han estado a mi lado.
Esto lo noto en los frutos del día, en el tono de la gente que me ha rodeado y en como les he percibido. 
Una cosa está clara, hacer el bien es una opción. Requiere por nuestra parte un esfuerzo y un compromiso que nos lleva a pensar más en el otro que en uno mismo, es decir, descentrarnos. Un ejercicio muy sano que nos conecta con el descubrimiento de Copérnico, no somos el centro del universo. Entonces, tú ¿qué pones en el centro de tu existencia? Son de estas preguntas vitales que hay que concederlas un tiempecito. En función de que o quien pongamos en el centro de nuestra existencia, así rebosará nuestro corazón. Será más o menos connatural buscar el bien. No se trata de una mirada moralista ni culpabilizadora de nosotros mismos. Se trata de ser honestos y reconocer que lo que mueve nuestro corazón se concreta en nuestras obras. Gracias. 

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