NADA ES LO QUE PARECE

Nada es lo que parece, para los que tenemos otra forma de mirar. No todos nos acercamos de la misma forma a una misma realidad. Desde donde nos acerquemos y el como lo hagamos,  puede cambiar el sentido y la profundidad de esa mirada.

Donde muchos pueden ver a un joven desagradable, con malas pintas, fracasado o agresivo... yo me encuentro con ese mismo joven necesitado de afecto y cercanía, con la urgencia de que descubra que es capaz de hacer algo "a derechas" en su vida y que despierte todo el potencial que lleva oculto en su interior y que ni él mismo se imagina cuando se matricula en el Centro Menesiano. 

Cuando termina el curso y vemos como salen muchos de su prácticas en empresas, ensanchados, orgullosos de si mismos, con una mirada dirigida al frente y no al suelo, confiados en sus posibilidades, haciendo planes de futuro... es un auténtico regalo difícil de describir. "Merece la alegría" verlo y compensa todo el proceso vivido durante el curso, con sus momentos no siempre fáciles.

Él lo hace posible con cada uno de nosotros, y nos levanta de nuestras miserias, bloqueos y desánimos. Y de Él, Jesús de Nazaret, podemos aprender esa forma de ver la realidad, capaz de dar vida donde no la hay, ofreciendo la propia como ese gesto de amor cotidiano que llena de sentido y alegría. Gracias