En un mundo lleno de heridas, entre sus penumbras, quiero hacer presente a todos los hombres y mujeres, que con su opción de vida, intentamos ser día a día esa pequeña luminaria cargada de vida para quien más nos necesita.
Un gran grupo humano, que desde los más escondidos y olvidados lugares del planeta, Haití, Mali, El Alto, Senegal, Madagascar, Indonesia, o Manzanal del Barco (Zamora),... y desde una vida de servicio entregada en la educación, la sanidad, el acompañamiento de enfermos del SIDA o de indigentes, la acogida e inmigrantes,... queremos ser testigos de que la fraternidad es posible, el amor siempre acaba venciendo y Dios mira por cada uno de nosotros.
Hombres y mujeres cuyos proyectos de vida consagrada, con todas sus debilidades y contradicciones, quieren recordar que la propuesta de Jesús de Nazaret puede llenar de sentido y alegría la existencia humana.
Es necesario un tiempo para agradecer a todos los laicos con los que compartimos tareas, preocupaciones y fe, ese acompañamiento generoso, comprometido y cotidiano, que nos recuerda que estamos llamados a ser una "Comunidad viva" al servicio de quienes más nos necesitan.
Renovemos hoy, desde cualquier punto donde nos encontremos del planeta, nuestro compromiso de entrega y de ser bendición ("decir-bien") para quienes nos rodean. Ser esa pequeña luz que les haga mantener las ganas de luchar, vivir y tener esperanza. ¡Feliz día de la Presentación!
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