lunes, 31 de enero de 2011

¿LIBRES O LIBERADOS?

¿Quién de nosotros puede decir que es libre, totalmente libre? Quizá para poder contestar a esta pregunta afirmativamente, necesitaríamos  un acto de conciencia, que nos recuerden esas pequeñas, o no tan pequeñas, cosas que nos atan y nos aprisionan.
Todo un reto detectar esas actitudes, que sin darnos cuenta, nos van cerrando en nosotros mismos y nos comen mucha energía vital, robándonos jovialidad y una visión más completa de la realidad. Esta dinámica nos lleva a círculos viciosos, donde uno no ve la forma de salir: la pasión por el éxito, el cuidado exagerado de la propia imagen, el deseo de poder, la agresividad, la pasión por tener o consumir,... nos podemos encontrar con infinidad de situaciones en las nos vemos atraídos, como si un agujero negro se tratara, y con pocas opciones para reaccionar.
Libres igual no, pero liberados... ¿porqué no? Podemos encontrar actitudes alternativas que nos pueden ayudar a caminar con nuestras "zonas más oscuras". Actitudes que nos aportan esa luz que necesitamos para ver más allá de nuestras narices y salir de nuestro ensimismamiento. Reconocer la multitud de personas que pueden necesitar de nosotros ese plus, o compromiso, que les pueda liberar o al menos aliviar, esa carga que les aplasta.
Las experiencias de acogida, las palabras oportunas, la cercanía en un mal momento o el contraste ofrecido con cariño, una denuncia a tiempo... entre otras, son vivencias que nos recuerdan que no estamos solos; y para una persona creyente como yo, reconocer en estas experiencias, la mano amiga de Dios que nos acompaña y nunca nos deja solos abandonados a nuestra suerte. Gracias

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