miércoles, 9 de febrero de 2011

SOMOS RESPONSABLES...

El mal no es un ente extraño que aparece y desaparece involuntariamente, sin más. El mal existe, porque lo provocamos, ¡así de sencillo!. Somos responsables del daño que provocamos a nuestros semejantes, a nosotros mismos y a lo que nos rodea.
De la misma forma que en nuestro interior anidan la buenas intenciones, los valores y los deseos más positivos, que nos conducen a hacer el bien; también de ese mismo interior surge todo aquello  que nos empuja a hacer daño, ofender y  herir, incluso a quienes queremos. Nos encontramos de cara con nuestra contradicción y nuestra fragilidad, que se traduce en innumerables incoherencias, que ponen en evidencia nuestra condición humana. Experimentamos en nuestro interior, que a pesar de saber el bien que tengo que hacer, hago el mal. Ya lo compartía con nosotros Pablo de Tarso.  
Con esta condición tenemos que vivir, y siendo realistas, aceptarla poco a poco, si queremos alguna vez cambiarla.
La envidia, la ambición, el poder, el ansia de poseer,.. entre otros, hacen de nosotros seres capaces de hacer ese mal, que genera sufrimiento, injusticias, y divisiones, que son escandalosas.
Ante el mal que generamos no estamos solos. Hay un antídoto, que va haciendo efecto cuando hacemos un uso prolongado del mismo. Acoger el amor incondicional y gratuito como el que nos regala cada día Dios, que nos mira con misericordia y se acuerda que somos de barro.
Un amor así, es capaz de sanar las heridas que genera el mal en nosotros, y de aceptarnos como seres amados, más allá de nuestras contradicciones.
Acoger este antídoto, que es un regalo, va empequeñeciendo el mal en nuestro interior y destapando esa bondad que todos llevamos dentro, respondiendo al mal, a fuerza de bien. ¡Ánimo! y gracias. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario