Por su nivel de comunicación y expresión, por la paz que se genera en ellos, y la alegría que se irradia, estos encuentros son fácilmente detectables y se convierten en experiencias significativas para uno. Éstos nos recuerdan la Vida que se nos regala en personas, experiencias, que nos hacen percibir que algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis?
Se vislumbra lo nuevo, sin la necesidad de saberlo todo, de controlarlo todo. Este Dios de la vida se nos regala a manos llenas, hay mucho que compartir y repartir. Dejémonos guiar por los gestos de bondad que se nos regala, por las palabras que nos susurran al oído que nos recuerda que somos básicamente seres amados. Pongámonos en marcha, nunca estamos solos, ¡ánimo! y gracias.
¡Qué bonito, Natxo! me encanta esto que dices. La vida, creo yo, es alfinal una historia de encuentros y, a veces, desencuentros pero incluso estos nos hacen encontrarnos con algo, con alguien... Un beso.
ResponderEliminarAsí es, tejiendo, aunque a veces no lo esperemos, se convierte ese encuentro , en oportunidad. Gracias y un abrazo (¡nunca de más!, jejeje)
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