Las hipotecas nos apremian, el paro nos asusta, los mercados nos enredan, los políticos nos confunden, las preocupaciones nos aprisionan...
Pero, ¿Quién siente la vergüenza de nuestros hermanos, millones de hombres, mujeres y niños, que siguen sin sentarse a la mesa?
Hay crisis de primera y crisis de segunda. ¿Quién da la cara por quienes nadie se acuerda, porque sencillamente no son europeos?¿Quién se siente algo responsable de esta crisis humanitaria-alimentaria que nos acompaña ya ni se sabe años?
Hombres y mujeres del mundo compartimos los mismos derechos básicos. ¿Cómo es posible que persista la hambruna, cuando en plena crisis seguimos tirando alimentos? La gran desigualdad se nos cuela hasta en la misma catalogación de crisis mundial.
Nuestro pecado, la indiferencia, la falta de indiganción. La nuestra parece que no llega tan lejos. ¡Bastante tenemos con lo nuestro!, como para preocuparnos de lo ajeno.
No puedo menos que compartir la vergüenza que siento ante "las limosnas solidarias", que no devuelven la dignidad, ni hacen justicia frente al grave problema humanitario de "los nadie", de los que no cuentan, y no son claves en nuestra crisis económica. Aunque ellos, los nadie, sí ponen rostro a la mayor crisis humanitaria que arrastramos del siglo anterior, y no sabemos que hacer con ella, ni donde esconderla.
Sintamos por lo menos indignación, ¡que está de moda!, indiganción más allá de nuestros problemas y de nuestras fronteras. Hay mucho por hacer:
- Militemos en favor de los últimos, de los que no cuentan, de los que no tienen voz ni voto.
- Apúntate a una ONG, da igual cual, ¡a una!, Médicos sin Fronteras, Manos Unidas, Intermon- Oxfam, "Como tú , Como yo", SAL,... hay infinidad, la que quieras. Ellas te extienden el brazo, amplían tu mirada, abren las fronteras de tu casa, aunque sea hipotecada, ¡no importa!... porque ellos, los nadie, no tienen donde caerse muertos.
- Comparte lo que tienes, así hacemos real el milagro, y lograremos que por lo menos a todos les llegue algo.
- Denuncia a los responsables de tamaña injusticia, que se enriquecen a costa del mal ajeno y roban haciendo uso y abuso de sus privilegios. Presionemos a nuestros gobiernos tan europeos y dignos, que siguen mandando ayudas alimentarias con bajo valor nurtritivos, que no las queremos para nuestros hijos e hijas. ¡Una vergüenza!
- Acoge, apadrina, ofrecete, ... busca la manera de "hospedar", porque así tenemos la oportunidad de devolver la condición de hombre, humana, de hermano, a quien se siente nadie, ninguneado.
No nos crucemos de brazos y movámonos, acompasados, solidarios, comprometidos por un mundo, que todos tenemos derecho a habitar. Movamos nuestras entrañas, y como si de una cadena humana se tratara, participa, implicate, involucra y lucha, lucha con fuerza, contra nuestro gran pecado de la humanidad, que envía al olvido a los más débiles y pequeños.
Solo me queda la vergüenza ante el sufrimiento de millones de seres humanos, mis hermanos. A ellos, les pido perdón, y recordarme que no puedo hablar de Dios, sin hablar primero de ellos, sus preferidos, en lo único que nos llevan ventajan.
Gracias por esta entrada, por recordarnos lo urgente y lo importante.
ResponderEliminarA ti, Javi, que no cejas en tu empeño buscador... tu sensibilidad, es ánimo para todos...
ResponderEliminar