Les advierto de dos cosas. Una hay textos que conviene no leer, porque si se leen, a uno le dejan tocado. Dos, comparto con vosotros/as intuiciones escritas desde la experiencia de retiro/oración en la que me encuentro, ... por lo uno puede escribir aquello de lo que luego se arrepienta... pero cuento con vuestra inestimable consideración, gracias.
Jesús y su causa van de la mano, inseparable. Lo cual, me ha hecho caer en la cuenta que cuando me separo de su causa, es claramente porque me separo de Él, de sus palabras, de sus gestos, de sus opciones, yendo de "prota" por la vida, reafirmando mi mayoría de edad (¡algo más que evidente!) y dejando campar a sus anchas mi autosuficiencia, que ya se encarga ella de recordarme que no te necesito para gestionarme... Es en esos momentos, cuanto más lejos me encuentro de Ti, de tu Palabra y de tu causa.
Pero en el fondo de mi corazón habita una plegaria mayor y más profunda:
Ten compasión de mí,
cuando creo que mis "proyectos" son más importantes que los tuyos.
Ten compasión de mí,
cuando creo que mis palabras son más esenciales que tu Palabra.
Ten compasión de mí,
cuando creo que mis tareas van primero que las de los demás.
Ten compasión de mí,
cuando creo que mis opiniones tienen más peso que las ajenas.
Ten compasión de mi,
cuando pienso que mis acciones son más acertadas que el resto.
Ten compasión de mi, cuando me olvido de los últimos, de los más lentos, de los más frágiles, de los que no "molan" y huelen a carne de cañón.
Para ellos está anunciada ya la salvación, y sin ellos, la mía no será posible. ¿Quién sino me rescatará de esa autosuficiencia mía, más que Tú con su ayuda?
Proclamemos un año de Gracia, que haga repartir lo mejor de cada uno entre quienes más nos necesitan. Despierta el deseo de hacer de tu causa la mía. Amén.
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