sábado, 31 de marzo de 2012

CUANDO LA VIDA ES EL ÚNICO TEMPLO...

Es porque hemos entendido que no hay nada más sagrado para Dios que el hombre. Supone que hemos entendido el proyecto de Jesús, su causa. Implica que nos hemos descubierto tan profundamente amados, que no entendemos otra forma de vivir nuestra fe que apostando , estando cerca, acompañando a quienes, por uno u otro motivo, tienen su vida amenazada, herida.
Afrontar la vida como si fuera el único templo, nos impulsa a la búsqueda de Dios en lo cotidiano y el aprendizaje de esa mirada más profunda que nos sabe llevar siempre más allá de nuestros prejuicios, nuestros miedos, y nuestras resistencias. Una mirada, que reconoce a cada hombre y mujer como tierra sagrada, ante la que no hay más remedio que descalzarse, sin distinción de creencias, orientaciones ni ideologías... 
Vivir así, nos lleva a plantearnos como humanizar desde nuestro trabajo, como tejer nuestras relaciones, nos abre la puerta a descubrir la infinidad de formas de "dar vida" a quienes a nuestro alrededor perdieron la chispa o se la arrebataron.
No nos llevemos a engaño, entender la vida como el único templo, como el lugar privilegiado de encuentro con Dios, lo humanizador como criterio de amor, nos puede complicar seriamente la vida. Nos llamarán ingenuos (tú quizás mientras lees esta entrada del blog lo pienses...), nos tacharán de radicales, nos echarán a la cara nuestros defectos, nuestras penurias e inconsistencias,... Que sepas que si es así, ¡buena señal!, es que lo estamos haciendo bien. Se valiente, ten ánimo.
Pero con Jesús, celebramos estos días que dar vida así es posible. Así pués, ¡Feliz Semana Santa! Termino con la ayuda de Juan: "Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a su hermano al que ve, es un mentiroso" (1ªJn 4, 20)

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