Como despistados, como sin saber por donde tirar, como desorientados, como sin saber en que o quien apoyarnos, a tientas, sin ningún referente claro, picando de flor en flor, consumiendo la novedad para olvidar ... Quizá en alguna ocasión nos hemos sentido así y nos hemos encontrado solos, muy solos, en medio del bullicio y el ajetreo diario. Nuestro único agarradero esa rutina que nos da esa seguridad devaluada y que nos seca por dentro...
En ocasiones, en medio de la noche, cuando uno no ve nada claro solo le queda el sonido del callado contra el suelo, atender a ese sonido seco en medio de silencio y la oscuridad, que me susurrar al corazón... "por aquí, ¡sígueme!". Entonces se despierta en mi esa confianza necesaria para seguir adelante... y descubrir de nuevo que uno nunca está solo, lo que es necesario es entrenar bien nuestros sentidos y dejarnos guiar por ese Buen Pastor, que sea de noche o de día, diluvie o haga un sol espléndido, cojee o chospe por el campo... el permanece, acompaña mi existencia y me bendice con personas y gestos, con sonrisas y miradas... Son éstas las que nos recuerdan que somos seres habitados, profundamente amados, también en la noche oscura. El dará la cara ante nuestros monstruos, los lobos, y nos defenderá ante los ladrones que nos quieren robar la vida... No temamos, solo debemos afinar nuestros sentidos y confiar, percibir, dejarnos guiar por quien logra descubrirnos toda esa bondad que llevamos dentro. ¡Feliz semana!
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