martes, 17 de julio de 2012

TRISTEZA CADUCA...

Lo sé, tienes razones de sobra para sentir esa tristeza que sobrecoge tu corazón. Esa tristeza que no nos deja respirar a pleno pulmón, y no nos deja disfrutar de los pequeños detalles de cada día. Pero he de contarte un secreto, la tristeza es caduca. Según viene, de forma traicionera, sin avisar, también la podemos dejar marchar, sin violencia, sin forzar. 
Ahora bien, mientras comparte con nosotros ese espacio común de la vida, cumple esa función tan dura como necesaria, de recordarnos que siempre hay realidades duras de encajar: un fracaso, una ausencia, una herida... 
Y cuando nos respetamos, y nos  tomamos ese tiempo para aceptar esa realidad... aprendemos a dejarla pasar, sin traumas, pero con la valentía de quien sabe, que nadie es perfecto ni eterno... Solo hay un Amor primero, que  nos lleva de la mano, si nos dejamos, al otro lado de la orilla. La que nos hace descubrir la serenidad, la paz, más allá de fracasos, ausencias y heridas, de sabernos profundamente amados y acompañados, en miles de presencias, rostros y abrazos, que nos recuerdan a ese Dios que nos cuida. Un abrazo para ti.


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