domingo, 9 de diciembre de 2012

¿ALUMBRAR O DESLUMBRAR?

Persiguen objetivos bien distintos, es obvio. ¿Tú a cual te apuntas de los dos? Mientras nuestros alcaldes/as hacen juegos de artificios con los ahorros energéticos en la temporada navideña (mejor nos vendría a los ciudadanos que ahorrasen en sus sueldos de latos cargos y puestos de libre designación....), me invito a mi mismo a no dejarme deslumbrar, afinar el oído para escuchar y abrir bien los ojos para contemplar en mi ciudad.
En medio del colorido de luces y sonidos, que pretende estimular precozmente nuestras ansias de consumo navideño, hemos de adentrarnos en los desiertos de nuestras ciudades. Sí, todos esos lugares donde nadie quiere estar, donde solo habitan quienes no pueden elegir y quienes, por opción, están dispuestos a acompañar. Albergues, comedores sociales, residencias, psiquiátricos, cárceles, barriadas (que no barrios), asentamientos, ... Esos espacios que no son iluminados, más que por quienes tienen el arrojo, el corazón y la generosidad de hacerse presente y compartir con ellos, aunque sea unas horas semanales, esa suerte mediocre del olvido y el rechazo.
Campaña de apoyo a Caritas
Hoy más que nunca es necesario devolver una mirada más humanizadora a nuestros semejantes, estimular respuestas más cooperadoras, menos competitivas. Una mirada que nos lleve más allá de las apariencias y de las luces multicolor. Una mirada que nos acerque a quienes pueden necesitar ese gesto sencillo, esa presencia oportuna, que sean capaces de  aliviar nuestras heridas. Una invitación en este adviento, en este tiempo de preparación, a entrenarnos, a esforzarnos en gestos humanizadores que nos acerquen a quienes están probando los sabores más amargos de la crisis, del olvido o del rechazo. 
En medios de estos desiertos de la ciudad, gritan con fuerza esas voces humanizadoras, de tantos voluntarios anónimos en comedores sociales, en bancos de alimento, en centros de acogida, incluso en sus viviendas particulares, que son capaces de ofrecer ese gesto y palabra oportuna que reducen distancias, suavizan las dificultades, alientan el corazón y estimulan la confianza. ¿Acaso hay mejor forma de encarnar la navidad? Pequeños gestos que iluminan los rostros de quienes, hasta ese momento, nos esperaban nada. ¡Gracias!

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