domingo, 6 de octubre de 2013

CUESTIÓN DE CONFIANZA, ¡VEN MÁS ALLÁ!

Foto de Xabi Segurola
Nos resulta relativamente fácil detectar nuestros miedos, nuestros fracasos, incluso cuando nos sentimos desorientados, y ciertamente perdidos... ¿Pero y la fe?¿Tenemos fe?¿Fe en qué?
Habrá quienes en sus vidas decidan moverse en una sola dimensión, y  quieran convencerse que fuera de ellos (sus objetivos, proyectos, o metas)  no hay nada que merezca la pena. Es legítimo, pero es un horizonte demasiado recordado para impulsar la felicidad. El ser humano necesita más. Necesitamos poner en juego más dimensiones  que nos abran más al mundo y a los demás (capacidad de amar, de salir de uno mismo , de trascendencia).  
La fe es cuestión de confianza. Una confianza que nos permita ver todo nuestro potencial con su fragilidad e ir más allá, y a la vez, ver en el otro a nuestro hermano, alguien en quien confiar, no por sus méritos, sino por opción. La confianza construye a la persona, nadie nos hemos sentido mejor que cuando se ha confiado en nosotros, a pesar de nuestros fallos e inconsistencias. Esa gratuidad es capaz de desplegar los mejor que cada uno lleva dentro, dándonos la oportunidad de brillar, y superar toda tentación de empequeñecernos y encorvarnos entorno a nuestras miserias y errores.
¿La fe? Cuestión de confianza. Ese acto en el que decidimos a quién entregarle esa mirada generosa y profunda  que proclama silenciosamente y a voz en grito, "creo en ti". No es un acto de voluntad, ni fruto de méritos ni premios merecidos... Es ese acto inexplicable cargado de gratuidad que cuando lo decides, te llena de paz y esa alegría silenciosa, que alientan esa esperanza de sabernos habitados, acompañados por un Amor primero.
¿Quieres alentar tu fe?
1. Confía como el acto involuntario de respirar, fiandote en quien tienes a tu lado, en la vida sin buscar falsas seguiridades, sin la necesidad de poner a nadie a prueba. 
2. Cultiva la apertura al otro, al mundo, a la naturaleza,... Una apertura que permita el reconocimiento de todo lo que nos es dado sin merecerlo. Una apertura que nos permita acoger lo bueno y lo malo como una oportunidad de crecimiento, pues de todo podemos aprender.
3. Estimula la gratuidad, que nos permita percibir en lo cotidiano esos detalles que se nos regalan y que nos recuerda, que lo importante no se paga con dinero.
4. Cuida tu autenticidad, que te impulsa a comprometerte con tu propia vida, reconociendo fracasos y éxitos, e impulsando esfuerzos a buscar nuevos caminos y compartir  con quienes están a tu lado: retos, intuiciones, búsquedas,... Es esta dinámica la que nos ayuda a vivir con más intensidad la vida y a superar la superficialidad.
¿Quién puede despertar en nosotros este deseo  y acompañarnos en esta aventura? Solo puedo agradecer a este Dios de Jesús ese amor primero, que cada día me alienta y  anima a devolver al mundo una mirada así.

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