viernes, 11 de octubre de 2013

DESPERTAR LA PASIÓN...

La pasión de desear vivir con intensidad, de confiar, de hacer realidad proyectos, y cultivar relaciones que nos hagan mejores personas, más humanos... Esto si puede despertar en nosotros el deseo.
Nuestro principal enemigo es la rutina, como una expresión más de desconfianza en la vida, que nos puede llevar a pensar que no hay nada nuevo bajo el sol. Así nos roba la ilusión de vivir el presente, y de comprometernos por nuestro futuro.
¿Cómo cultivar esta pasión? Ayudándonos a pisar suelo, tomar tierra, echar raíces y sabernos acompañados.
Pisar suelo como ese ejercicio de honestidad con uno mismo, de la propia fragilidad, que lejos de debilitarnos, nos recuerda que estamos vivos, ¡muy vivos!, y necesitamos del otro, de mundo, y de todo lo que nos rodea. Es reconocer que estamos entrelazados con la Vida, que ella nos necesita y nosotros a ella.
Tomar tierra implica un matiz, el deseo de conectarnos con la realidad, de no colgarnos en "nuestros mundos",  viendo pasar la vida. Es ese deseo de entrar en materia, de participar en la vida, de aportar algo propio.
Echar raíces  enraizarnos, conectarnos con aquello que nos ilusiona, que alimente nuestros proyectos, que nos levanta la mirada, ofreciéndonos horizontes que merezcan la pena. Ahí es donde queremos echar raíces. Es reconocer que nuestra vida necesita alimentarse de proyectos alentadores capaces de cogernos el corazón y llevarnos de la mano por la vida, entregando la vida, tejiendo relaciones que merecen la pena, compartiendo horizontes...
No estamos solos, somos muchos más los que deseamos, buscamos, y nos comprometemos por una vida mejor. Gracias.

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