miércoles, 6 de noviembre de 2013

MESA COMPARTIDA

Celebrando la Fiesta del Cordero
¿A quién invitamos a nuestras mesas? Todavía hoy mantenemos viva esa tradición tan mediterránea de celebrar las cosas que nos importan entorno a una mesa. Cuidamos el menú, la preparación de la mesa y elegimos bien a quien invitamos. Todo tan bien preparado que dejamos poco espacio a la improvisación, curiosa rendija por donde se nos cuela esa llamada a la gratuidad. Un comensal inesperado, un contratiempo inoportuno, pueden convertirse en esa ocasión necesaria.
Jesús nos invita a otra mesa compartida, más espontánea, más universal, más fraterna, y mucho más humanizadora. Nos invita a descentrarnos y abrir la puerta de nuestras casas y comunidades a la gratuidad. De forma que nuestras mesas se puedan sentar desconocidos, desheredados, olvidados o ninguneados. Pienso en ese anónimo caballero que pide en la puerta del supermercado todas las mañanas, que no solo pide para comer, también necesita espacio para estar, conversación para sentirse escuchado, y ... 
Mesa compartida quienes desde el anonimato apoyan a los desahuciados ofreciendo lo poco que tienen, pero que compartido sabe mejor. Es así como hacemos real el abrazo del Padre, foto del reino, la fraternidad universal. Y solo es posible desde la gratuidad. Gracias y ¡ánimo!

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