sábado, 1 de febrero de 2014

¡GRACIAS A TODOS, POR HACERME EDUCADOR!...

Hemos celebrado este viernes el "día del educador", no quería que pasara este fin de semana sin compartir con vosotros mi más profundo agradecimiento. Somos educadores porque vosotros, alumnos y alumnas, estáis a nuestro lado cada día. No puedo menos que daros las gracias por todo lo que se nos regala en  vosotros.
  • Gracias porque sois vosotros/as quienes nos hacéis educadores, y nos dais la oportunidad de veros crecer y dar sentido a nuestra labor de cada día.
  • Gracias por dejaros acompañar, ¡ya sé!, venís a la escuela "obligados" por la ley, los padres, la sociedad,... pero dejarse acompañar es una opción vuestra. Soy testigo cada día de vuestra confianza, paciencia, e incluso amistad, que depositáis en nosotros. No es fácil, lo sé, porque en ocasiones nos movemos entre vosotros como sabiéndolo todo. 
  • Gracias chavales porque  nos dais cada día la oportunidad de aprender de vosotros, casi sin ser muy conscientes de ello. Vuestras ganas, apatía, enfados, deseos, miedos, y proyectos se convierten para nosotros en auténticos retos donde debemos aprender a estar y dar respuesta.
  • Gracias, ¡de verdad!,  seis horas al día durante nueve meses, es mucho tiempo compartido y nos aguantáis nuestras rarezas y manías, ¡tantas veces inexplicables!
  • Gracias por tantos lazos creados, ¡que no nudos! Lazos fraguados en la complicidad y con vuestra disponibilidad. En pasillos, en el aula, en actividades especiales y convivencias,... 
  • Gracias por recordarnos, con vuestra manera de estar en la clase, que el mejor educador es aquél que quiere a sus alumnos/as.
  • Gracias por cada vez que me habéis obligado a enfrentarme a mis miedos y fracasos como educador. Me habéis hecho más fuerte, más humilde, renovando mi vocación educadora. 
  • Gracias por dejarme hacerme hermano vuestro, por aceptarme como soy, por vuestra cercanía y amistad.
  • Gracias  por vuestras curiosidad y deseo de conocer, expresada en esas preguntas, siempre inoportunas e indiscretas, por vuestra alegría y pasión por la vida.
Somos afortunados los educadores, ¡no me cabe duda!, y no por las vacaciones, sino cada uno de vosotros, donde Dios se nos regala a manos llenas. No hay mejor templo que vosotros. Solo me queda pediros también perdón por tantas veces que no estamos a la altura de nuestra vocación educadora. ¡Nos queda tanto por aprender!
¡Felicidades a todos los educadores! Ánimo y gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario