Los últimos acontecimientos de violencia, los conflictos bélicos que llevan acompañándonos toda nuestra tozuda historia, ponen en evidencia aquello que más necesitamos, ¡un poco de humanidad, por favor!
Más que nunca es imprescindible caminos nuevos, atrevidos, diferentes, que marquen la diferencia y nos abra horizontes nuevos, más esperanzados.
La bondad nos hace más humanos. No descubro la pólvora, lo sé. Antes que yo otros muchos, y más mediáticos que yo, nos lo dijeron, incluso lo defendieron con su propia sangre, Jesús de Nazaret, Ghandi, Martín Luter king, Oscar Romero, ... La lista les aseguro que es mucho más larga...
Pero llega el tiempo, ya estamos en él, donde debemos mostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera. El odio, la venganza, la fuerza, el poder, el engaño y la manipulación, entre otras muchas, ya sabemos donde nos llevan. ¿Por qué insistir en lo que ya sabemos que no funciona fruto de un simple vistazo a nuestra historia pasada y reciente? (Yo tengo mi repuesta al respecto que comparto brevemente: lucro, intereses personales, ocultar la verdad, el abuso, el lujo, los privilegios, y otros parecidos... hacen necesario no cambiar el sistema que lo permite. Dejar las cosas como están para ver como quedan.
¿Y si apostamos por la bondad? Como si tratase de uno de esos vídeos virales de Youtube podría extenderse a través de nuestras relaciones más cercanas, ofreciendo un estilo distinto, alternativo, capaz de hacernos ver que es posible.
Pistas que nos ayudaría a experimentar que la bondad nos hace más humanos:
1. La bondad nos impulsa a pensar en el otro, en aquello que necesita, que le dificulta su vida, y nos anima a ponernos en su lugar, estimulando nuestra empatía.
2. La bondad nos presenta lo bueno y justo como algo deseable para todos, especialmente para quienes están más alejados de ello. Nos aúna en ese compromiso por el Bien Común, que es aspiración legítima de todo ser humano.
3. La bondad nos habla del deseo de construir con otros, más allá de nuestras diferencias en opiniones, y visiones. Pues la bondad salva siempre a la persona. Nos orienta a ese trabajo cooperativo de quienes reconocen que comparten objetivos, y que hay más cosas que les unen que les separan.
4. La bondad se sostiene en el perdón. Mi mierda no huele mejor que la tuya. Todos compartimos esa fragilidad e incoherencia, que nos llevan a cometer errores. Pero la misericordia nos recuerda que el amor puede más, y tiene una fuerza profundamente sanadora y reparadora, que es muy difícil encontrarla en otra parte.
5. La bondad nos recuerda que el centro no soy yo, sino mi hermano. Es esa invitación discreta y respetuosa a ofrecer lo mejor de uno mismo en favor de quienes más nos pueden necesitar.
Son muchas personas que ayer y hoy nos recuerdan que las cosas pueden ser de otra forma, y podemos hacer de nuestras relaciones un canal de compromiso por un mundo diferente. ¿A qué esperamos? Gracias y ánimo.
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