domingo, 4 de mayo de 2014

¡ACOMPAÑADOS! ...

Puede parecernos en ocasiones que no es así. Que el camino se nos hace largo y pesado mascullando derrotas, fracasos, decepciones... Pero una verdad más profunda nos susurra que no estamos solos, somos seres acompañados. 
En ocasiones nos sentimos solos, aunque estemos rodeados de gente; en otras buscamos y deseamos la soledad como ese espacio de encuentro con uno mismo: sentirse y palparse como un ser vivo... 
Pero si de algo estamos necesitados es de abrir bien los ojos, de aprender bien, no solo a ver, sino a mirar... Una llamada de atención a reconocer todo lo bueno que nos sucede, incluso en los días grises. Un toque para dotarnos de "esa mirada antiniebla", que nos permita, aunque sea un poco,  ver más allá. 
¿Qué nos ayuda a ver más allá?
Confiar. Ese acto valiente de fiarnos sin tenerlo todo "controlado". Ese acto entre ingenuo y realista que nos permite reconocer, en ocasiones, que es necesario lanzarse al vacío, y a la vez, necesitar del otro, abiertos a la novedad y la sorpresa.
Dejarse acompañar. No basta solo con saberse rodeados de personas, sino abrir la mirada, los oídos y el corazón. Es entonces, cuando pasan cosas, cuando nace conversaciones en la noche, paseos inesperados, o ese café o cerveza que uno realmente necesitaba...
Agradecer. Como un acto de acoger el día tal y como viene, sabiendo que también en los días grises pasan cosas buenas, pues, ¡gracias a Dios!, no todo depende de nosotros, los demás también cuentan.
Da igual camino de Emaus (Lc 24, 13-35), que de la uni, que del trabajo,... La vida sigue con sus éxitos y fracasos, con sus luces y sobras, quizá lo único que nos diferencie sea la capacidad de darnos cuenta de nuestros compañeros de camino, de nuestra capacidad de escucha y atención, y de saber reconocer esos gestos que están cargados de vida, y nos pueden lanzar más allá de lo que uno esperaba. ¡Feliz Pascua y buena semana!

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