martes, 16 de septiembre de 2014

LUZ EN LA NOCHE...

Cuando parece que no se puede ver con claridad. Cuando en medio de la noche hay quienes aprovechan furtivamente. Cuando el miedo y la decepción parecen que acampan entre nosotros... Es necesario recordarnos la luz que llevamos dentro. Ese tesoro escondido de cercanía y humanidad, que hacen de nuestra casa un hogar. 
Es tiempo de hacer memoria, y recordarnos que el sufrimiento y el desamparo al que están sometidos tantos seres humanos, hermanos nuestros, no tienen la última palabra. 
Aún en medio de este camino, queda por decir una palabra, la de Jesús de Nazaret. Donde unos no ven más que muerte y desolación,  otros reconocemos una Palabra de vida, hecha gesto, cercanía, y compromiso con los más débiles. 
Es tiempo de vencer el miedo a la bondad y ternura, como anima el Papa Francisco I, y lograr sacar lo mejor de cada uno. 
Es tiempo de ofrecer palabras de aliento, que nos hagan ver más allá y ayuden a intuir que tenemos horizonte más justo y humano.
Es tiempo de hacer gestos oportunos, que alivien las heridas, y nos acompañen en el camino difícil. Arrimar el hombro, acercarnos al que sufre, compartir lo que tenemos, abrir nuestra puerta,... Ofrecer la luz, el calor de un hogar.
No basta con un análisis crítico acertado, ni con tener ideas alternativas que deslumbren al personal... Es tiempo de ofrecer luz, espacios y gestos en los que nos podamos apoyar, sostener en medio de la dificultad. Y en esto, los cristianos, tenemos de quien aprender. 
Es tiempo de levantar ánimos, tender la mano, abrir espacios. Pues no hay mejor manera que ofrecer esa bondad y ternura, para hacer posible unas relaciones nuevas. ¡Ánimo!, cada gesto importa. Gracias.

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