jueves, 8 de enero de 2015

PURA FRAGILIDAD

Pura fragilidad es nuestra condición humana, torpe, miedosa, manipulable, vulnerable,... Pero a la vez, hay algo más, mucho más grande de lo esperado, no perceptible en un primer vistazo. Pero con una cierta atención y observación, uno queda maravillado. Junto a esa fragilidad inevitable, anida en nuestro interior la capacidad de darse, empatizar, de ser compasivos, de alteridad y abrirse a lo diferente y distinto. Reside en nosotros esas múltiples maneras de amar y tejer lazos. ¿Sabes qué? Que es esto mismo lo que ennoblece  nuestra condición humana, y nos hace trascender tanta fragilidad y contradicción.
Es precisamente desde esta compasión y alteridad, desde esta actitud de búsqueda y apertura al otro y al mundo, la única manera auténtica de invocar y hablar de Dios. Pues Dios solo quiere que el hombre viva, y viva con plenitud, libre y desarrollando todo su potencial en bien así mismo y sus semejantes.
Cualquier otra manera de hablar de Dios, es sin duda, perversión y maldad del hombre, en búsqueda ciega  de sí mismo, de poder y dominio. Sus frutos son evidentes: violencia, amenaza, muerte, destrucción, en definitiva la cultura de miedo. Pues es la única forma de someter voluntades. Dios, nunca estará ahí.
Hagamos memoria de las víctimas de la violencia irracional, pero sobretodo, de quienes día a día, en pura fragilidad, dan lo mejor de sí mismos, ofreciendo a manos llenas esa humanidad que desvela de mil manera a ese Dios que solo reside en los gestos de amor.
Recordemos nuestro reto, hacer un mundo mejor para todos.

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