viernes, 18 de septiembre de 2015

¿CUÁNTO VALES TÚ?

¿Podemos poner precio a las personas? Hoy me he tropezado con una revista de hace unos años, donde esta foto protagonizaba su portada con un titular semejante a "Justin el niño que vale 100 millones de dolares".
¿Cuánto vales tú? Parece que se antoja, como algo inevitable, poner precio a todo, ¡también a las personas! Está claro que el dinero, de forma casi obsesiva, quiere seguir marcando la diferencia, simplificando y recortando la realidad.
¿Cuánto valen las miles de personas agotadas y hacinadas en las fronteras de Europa? Y como la solidaridad nos cuesta sus dineros, seguimos con los números y los cálculos, "que si míos, que si tuyos, que si yo no".
Como un famoso anuncio de tarjetas de crédito (¡qué paradógico!) nos recordaba..."hay cosas que no se pagan con dinero"
La crisis migratoria que nos ocupa la primera plana de nuestros noticieros, no es de hoy, se lleva gestando muchos años atrás, y lo más duro, es que dejará de ser portada, noticia, cuando los medios decidan,... Y la crisis humanitaria que nos ocupa, como otras tantas, desaparecerán, aunque sigan existiendo.
¿Cuánto vales tú? Lo mismo que yo, en dignidad, en derechos, en deseos, en proyectos, en busca de felicidad, en sentido de todos los esfuerzos y sacrificios por salir adelante. 
Somos cada uno quienes damos valor a nuestros semejantes, somos cada uno quienes decidimos invertir en humanidad con gestos solidarios, con acogidas atrevidas, compartiendo bolsillos y espacios. Somos nosotros quienes podemos poner el bien común en valor, y mostrar otras relaciones posibles. Pequeñas historias, que nos hablan de fronteras superadas, heridas aliviadas y manos ofrecidas. Somos tú y yo, que junto con el otro, que como si de una cadena humana  se tratara, podemos hacer realidad una acogida sin fronteras. Porque el ser humano no tiene precio, es incalculable, y auténticamente precioso a los ojos del buen Dios. Hemos de animarnos a que nuestros actos sean los que pongan en valor a esa marea humana, que lejos de ser una masa anónima, todos traen bajos sus brazos, historias, miedos, y esperanzas de un futuro mejor. Apostemos por una carrera humanizadora, que saque lo mejor que llevamos dentro cada uno. ¡No esperes!

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