lunes, 7 de septiembre de 2015

LOS HECHOS HABLAN SOLOS...

Ni por un momento quisiera imaginar que ese niño fuera mi hijo, mi sobrino,... Ni por un momento quisiera imaginar que tuviera que salir echando patas de mi casa con el miedo en los talones a una bomba, a francotiradores,... Ni por un momento quisiera imaginar lo que supone sobrevivir sin agua corriente, ni luz, con el hedor de los muertos de cada día,... Ni por un momento...
Mientras unos solo imaginamos, otros lo viven cada día. No entienden de fronteras, de estatutos de refugiados,... Solo buscan sobrevivir en medio de un infierno agravado por la indiferencia de los gobiernos que han decidido poner número a solidaridad. Y nos atrevemos a repartirnos las personas como si fuesen cromos de fútbol.
Mientras los hechos hablan, la solidaridad, el compromiso, el atrevimiento, los gestos, la justicia, en definitiva, la humanidad, ¡no puede callar! Nuestros políticos pueden jugar "a las casitas", pero los ciudadanos debemos salir a las calles, a las redes sociales, y ser capaces de subir el tono ético y humano con nuestras palabras y gestos. 
Es urgente un cambio de mentalidad, en el cual, no nos conformamos con esperar que a nuestros "líderes políticos" se les ilumine la sesera y el sentido común (que lo tienen muy complicado). 
Es el tiempo de que pongamos en el centro a quienes realmente son las víctimas, y dignifiquémoslas con nuestra acogida, cuidado, y disposición a compartir lo que tenemos. Ni por un solo momento quisiera imaginarme a mi familia subida a una patera camino a una muerte incierta.
Es el tiempo de no mirar a otro lado, de no eludir nuestra responsabilidad, y apostar por una solidaridad humanizadora y claramente gratuita, sin esperar nada a cambio.
Es el tiempo de los gestos, del compromiso en función de las posibilidades de cada uno, y de exigir a nuestros gobernantes una respuesta a la altura de la dignidad y derechos del ser humano. ¡Salgamos a la calle!

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