El ritmo de la vida es rápido, la rutina nos aprieta y las semanas se suceden casi sin darnos cuenta... En tantas ocasiones sentimos que la vida se nos escapa como el agua entre los dedos. Los hijos se nos hacen mayores, las clases nos cuesta cada vez más prepararlas, la sensación de que nos falta tiempo para... Perdemos la novedad, profundidad, otra mirada más humana, más compasiva.
Quisiera invitarme e invitarte a practicar la projimidad, la oportunidad de vivir con más intensidad y profundidad nuestro presente, lo cotidiano. Con cierto atrevimiento quisiera proponerlo con tres aprendizajes:
1. Aprendamos a mirar de otra manera. No solo a ver, sino contemplar, mirar con profundidad, aplicando todos los sentidos. Ir más allá de lo que ya sabemos o imaginamos, y acoger. Una mirada que reconozca en nuestros miedos, fracasos y heridas, con esa dignidad que nos ayude a descubrirnos amados. Y podamos escuchar en nuestro interior , "Tú vida me importa". Una mirada cargada de condescendencia y estima profunda hacia la debilidad propia y ajena que nos anime a bajar nuestras defensas y resistencias, y nos permita acoger con más humanidad.
2. Aprendamos a pararnos. Cuando nos tomamos en serio la realidad nos implica dedicarle tiempo. ¿A qué dedicamos nuestro tiempo? ¿En qué lo perdemos?
Debemos aprender a bajar de tanto pedestal de poder, prestigio y éxito, y pasar nuestro tiempo con quienes más nos necesitan a nuestro lado. Eso no puede hacerse mas que ofreciendo una amistad sincera. Se requiere parar, ofrecer nuestro tiempo desinteresado, dejando claro que nosotros no somos el centro de todas las cosas.
3. Aprendamos a implicarnos. Una palabras oportunas se agradecen, pero se quedan cortas, sino van acompañas de unos gestos necesarios. Es necesario comprometernos con acciones proporcionales al sufrimiento de quienes caminan con nosotros. Acciones que dignifiquen y nos hagan descubrir que no estamos solos.
Tres aprendizajes que nos ayuden a estar más cerca de quienes nos necesitan y nos ayuden a ofrecer una mirada más humana, al estilo de Jesús. Gracias y ánimo.
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