
Quienes debieran liderarnos demuestran su incompetencia en ese ejercicio, tan urgente como necesario, de llegar a un acuerdo y aprender a caminar juntos. Necesitábamos su ejemplo de saber renunciar a los intereses partidistas, en favor del Bien Común.
El desplazamiento de miles de personas, familias enteras, huyendo de conflictos olvidados y que son tratados como "seudoterroristas", ponen en evidencia nuestra indiferencia y nuestros miedos de una Europa oxidada (que se dice "unida"mientras a la vez se desmiembra) con la ilusión de controlar nuestro pensamiento.
Y por si fuera poco, ¡Donald Trump gana las elecciones! ¿Tiempos difíciles? Pues sí, no cabe duda. Ahora bien no fueron los únicos. A lo largo de la historia hemos vivido periodos tan malos y aún peores que éstos. No es para consuelo. Pero no dejemos espacio a los falsos profetas que cantan desastres y nos anuncian el fin del mundo. Igual si es un tiempo fuerte de cambio, pero no su fin.
En tiempos difíciles es donde los creyentes tenemos más que aportar. Es tiempo de acompañar, de abrir nuestras casas, de tender la mano, de ofrecer escucha atenta y diálogo, de compartir con los que no tienen, de estar cerca de quienes sufren.
Es una oportunidad para un tiempo alternativo, donde podemos construir juntos, con gente de bien (pues el Espíritu sopla en todas partes) un referente distinto de relaciones donde seamos capaces de ofrecer un horizonte nuevo y esperanzador, al estilo de Jesús de Nazaret.
¿Tiempos difíciles? Sí, pues abramos bien los ojos y estemos atentos a quienes son capaces de ofrecer un estilo que construya el Bien Común. ¿Te apuntas? ¡Ánimo y gracias!
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