jueves, 29 de junio de 2017

¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY?


Necesitamos espacios para compartir, para plantearnos preguntas, para dejarnos preguntar, para buscar juntos respuestas... Necesitamos parar, hacer un alto, tomarnos un tiempito... Y así, ir encontrando nuestra esencia. Es cierto que los ritmos, que en ocasiones nos imponemos, no nos dejan... Pero cuando nos concedemos esos espacios y escuchamos nuestro interior y dejamos aflorar lo que llevamos dentro, experimentamos esa mejor conexión con nosotros, con quienes nos rodean y nuestro mundo. 
El evangelio de hoy describe esa experiencia de encuentro personal de Jesús con sus discípulos. Ese grupo de amigos que conversan juntos de las cosas que les importan, de la vida, de lo que pasa entre ellos, y en medio de esa conversación, surgen preguntas importantes: "¿Quién dice la gente que soy yo"? (¡Busquemos esos espacios!). Ahí cada uno contesta según percibe la realidad, diferentes sensibilidades, pero siempre hay quienes se "mojan" y buscan respuestas desde ellos mismos. Son quienes intenta responder a las preguntas importantes desde su interior... Son respuestas que desconciertan, y a la vez, aportan luz, que no buscan deslumbrar ni enseñar, solo mostrar, compartir una verdad profunda, una intuición vital... Así fue Pedro: "Tu eres el Mesías, el Señor" (Tú eres quien te nos regalas en puro amor, quien das sentido pleno, quien nos das Vida y nos invitas a regalar vida). Sólo el que busca haya. Y si queremos encontrar hay que ponerse a tiro. No estamos solos podemos crear esos espacios de encuentro y diálogo donde surgan las preguntas y nos ayudemos a encontrar respuestas, acompañarnos. Hermosa imagen. 
¿Quién dice la gente que soy? me pregunta Jesús, a ti y a mí.
  • Quien despierta en mí cada día el deseo de amar de otra manera.
  • Quien  me enseñó a mirar a mí mismo, a los demás y al mundo con COMPASIÓN.
  • Quien me mostró la llave secreta de la aceptación y la confianza.
  • Quien me descubrió el servicio como una forma clave de dignificar y humanizar mis relaciones.
  • Quien me descubrió que somos seres habitados por un Amor tal, que es capaz de llevarnos más allá de lo que uno espera, alentando el deseo profundo de un mundo mejor, especialmente para quienes más lo necesitan.
  • Quien supo acoger al diferente, al excluido, a quienes estaban al margen, a quienes "molestaban a la sociedad", recuperando su dignidad. 

Necesitamos espacios para confluir, compartir búsquedas, y unirnos todos, la gente de bien, hacia ese Bien Común... Y ahí, entramos todos los que compartimos un horizonte humanizador, como el de Jesús de Nazaret. 

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