Todo se acelera demasiado, no se deja espacio para la reflexión, para el silencio, para contemplar, que es distinto a ver... Estamos urgidos a pararnos, hacer una buena dieta de vídeos, declaraciones, y manifiestos... y ganar perspectiva, para empezar a ver de otra manera, contemplar.
Para esto es imprescindible la calma, "subir a la montaña" para desintoxicarse y hacer silencio...
Se acabó el tiempo de los enfrentamientos, no ayudan, no aclaran, no aportan, no sirven al bien común, no nos llevan más allá... Es importante probar otros lenguajes, procurar otros espacios, que nos ayuden a recuperar esa calma que nos prepare al diálogo.
Necesitamos un tiempo para dejar de ser una simple caja de resonancia de quienes más gritan... y empezar a escuchar nuestra voz interior, nuestro sentido común. Hemos de encontrar esa bondad que todos llevamos dentro y ponerla al servicio del entendimiento. Los juicios, las etiquetas, las amenazas, las tensiones, nos impiden cualquier tipo de toma de decisiones correctas. Ya lo decía San Ignacio de Loyola, "en época de turbación, no hacer mudanza".
Así pues, hagamos todos un esfuerzo en dejar espacio a la calma que tanto necesitamos. Guardemos silencio para generar espacios de escucha. Solo desde ahí podemos recuperar esa claridad que nos permita reconocer al otro distinto a mi como un interlocutor, un ser humano, un hermano,¡ tú decides!
Bienvenida la calma, que nos dejará recolocar "nuestra casa" y hacer de ella, ese hogar que todos queremos. Un saludo a todos y feliz fin de semana, una buena ocasión para subir a la montaña.
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