domingo, 4 de febrero de 2018

HERMANO

Nuestra tabla de salvación. Podríamos percibirle como enemigo, pero ¿qué ganaríamos? Tomar al otro como enemigo, lo único que nos aporta es encerrarnos en nuestras posturas, en nuestros argumentos y justificar todas nuestras razones. En definitiva, alimentar "nuestro Yo",  hacerlo tan fuerte, que sin darnos cuenta endurecemos nuestro interior. Renunciamos a cualquier posibilidad de reconocer que su vida tiene que ver con la mía, imposibilitando la fraternidad. Al final, todas nuestras decisiones, argumentos y posturas pasan solo por mi y "mi super - yo". Hay actitudes que nos pueden avisar  de este ensimismamiento, como si fuese una luz roja: la queja permanente, el victimismo, la absolutización de las posturas, la constante comparativa, la descalificación sutil o descarada del otro, ... nos recuerdan que nos cerramos en nuestro ego, en nosotros mismos.
La fraternidad, nuestro hermano, es la tabla de salvación. Nuestros compañeros de camino, nuestros hermanos son esa llamada permanente a salir de nosotros mismos y podernos descubrir desde el otro. ¡Nunca caminamos solos! El buen Dios siempre nos pone compañeros de camino que son capaces de permanecer a nuestro lado y nos llevan más allá de lo que uno pensaba.
Cuando miramos al mundo reconociendo al otro como hermano, es decir, aceptándolo tal y como es y confiando en su fragilidad, se despierta en nosotros esa compasión donde somos capaces de ofrecer lo mejor de nosotros mismos y somos luz para aquellos que más nos necesitan.
Como hermanos menesianos, estamos urgidos cada día, a hacernos hermanos de los niños y jóvenes que más nos necesitan y menos lo esperan, esta es nuestra principal misión. Una forma de amar diferente, que nos acerca cada día más  al persona de Jesús y su proyecto. La fraternidad lo hace posible. ¡Feliz semana y gracias!

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