lo regalado,
lo dado.
Entrelazando, queriendo
y dejándome querer.
Entrelazando, sirviendo,
acogiendo, construyendo
un espacio diáfano,
donde quepan todos los que quieran.
Un espacio que no entienda
de obstáculos, ni idiomas,
de religiones, ni orientaciones sexuales.
Un espacio que simplemente acoge,
como haces cada día conmigo,
sin preguntarme,
haciéndome hijo, haciéndome hermano. Gracias
Querido Natxo, seguiremos entrelazando voluntades, la nuestra con la del Padre/Madre, la mía con la tuya, la de unos con la de otros... Entrelazando vidas. Un fuerte abrazo desde mi lugar en el mundo. Elena
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