domingo, 10 de octubre de 2010

TALITA KUM, (LEVÁNTATE)

Me cuesta hacerme a la idea lo que supone sentirse ignorado, rechazado, olvidado, separado, marginado... es muy difícil... uno entiende, que cuando uno nada tiene que perder, (porque ya lo ha perdido todo,¡hasta la dignidad!), no le importe gritar, vocear, suplicar,... El evangelio del domingo  (Lc,17,11-19) me recuerda que la palabra puede hacer que un grito, se torne en vida... que la palabra serena, sincera y acogedora puede devolver a la vida, a quienes no se sentían con vida   (hoy, más que nunca, es necesario admitir que también existen leprosos sociales, los que cuentan absolutamente para nada). 
Que el ser humano puede encontrar en la palabra esa herramienta potente que nos levante de nuestra miseria o desesperación, es una gran fuente de esperanza para quienes andan por el desierto social. No me cabe la menor duda, que actitudes como esta despiertan en quienes más lo necesitan la gratitud, aunque sea uno de cada diez. Esto, antes de desanimarme, despierta en mi el deseo de buscar muchas formas distintas de pronunciar esa palabra,¡talita kun!(levántate). El deseo de ofrecer esa palabra de sentido, de dignidad, de afecto,de... necesaria para que cada uno nos descubramos profundamente queridos, profundamente humanos, es decir, ¡hermano! Gracias.

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