jueves, 11 de noviembre de 2010

DESPERTAR A LA PASIÓN

Es fácil caer en la cuenta que en muchas ocasiones nuestra forma de situarnos en el mundo, nuestras acciones, nuestra indiferencia y falta de compromiso, dicen muy poco de nuestra opción de fe que profesamos. Hacemos poco creíble a Dios, a un Dios que sigue sufriendo, con dolores de parto, por la mayor parte de nuestra humanidad, olvidada.
Echando un vistazo al mundo, me atrevería a decir que los creyentes, y me da igual de que confesión seamos, no dignificamos a nuestro Dios. No logramos con nuestro compromiso cotidiano hacer presente la Pasión que Dios siente por el hombre. No nos sumamos descaradamente por el  Proyecto de Vida que tiene para la humanidad.
¿Qué pasaría si todos los cristianos sintiéramos el ardor, la pasión de los primeros al descubrir al resucitado presente en sus vidas? ¿Qué pasaría si participáramos de la pasión de Jesús de Nazaret por lo pequeños y los olvidados? o ¿Qué pasaría si nos dejásemos llevar por esa pasión de amor por nuestros semejantes sin preocuparnos tanto por sus confesiones, orientaciones, ...?
Nos convertiríamos en testigos. "quien no ama no conoce a Dios, pues Dios es amor" (nos recuerda San Juan). Nuestras vidas hablarían de Dios, sin muchos discursos, simplemente nos dejaríamos llevar por su pasión, dejaríamos a Dios ser Dios en nuestras vidas, y conseguiríamos hacer de la fe,  una auténtica experiencia de encuentro de Dios en lo cotidiano. Dejar que irrumpa su pasión en nuestro interior, donde Él ya nos habita. Gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario