Es admirable conocer personas que no se dejan envolver por la nube del éxito. Son quienes su sencillez de vida les pone cada día en camino, siempre en movimiento, apostando por aquello que creen y da sentido a sus vidas: hacer el bien.
Curiosamente son las personas con las que todos solemos estar a gusto, con las que disfrutamos en la convivencia, y cuya ausencia se nota.
Estas personas no se sienten imprescindibles, lo cual les hace más libres. Saben que hoy aquí y mañana... y mañana donde se necesite. Su bandera distintiva es la disponibilidad. No sé como lo hacen, pero consiguen sacar lo mejor de cada uno de nosotros, logrando casi sin querer, curar las pequeñas heridas del día.
De ellas, podemos aprender, y hacer del "buscar el bien" un proyecto de vida, que como a ellas, nos pongan en movimiento, en camino. Dispuestos a cambiar prioridades y no dejarnos atrapar por la complacencia, de saber que estamos haciendo las cosas bien o del éxito de conseguir muchos logros. Pues para los que busquemos estar en camino, la mejor satisfacción es la de poder compartir la vida, que gratis hemos recibido. Así que amigos, ¡en marcha! Gracias.
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