sábado, 12 de febrero de 2011

"DE DIOSES Y HOMBRES"

Una película sencilla, que habla desde lo profundo que vivimos los seres humanos, la fe, los miedos, las búsquedas, el amor, ... con una simplicidad deliciosa.
Mientras veía la película he ido reafirmando, profundizando y renovando pequeñas convicciones que pueden cargar de sentido la vida
Me he refirmado que el mejor camino de encuentro con Dios, siempre será el hombre, y en especial, el pobre, el abandonado, con el que nadie quiere contar. No es posible descubrir quien es Dios, si no miras a la cara a tu hermanos, sea quien sea, de la religión que sea, con la orientación política o sexual que sea,... y le dices con tu mirada, tus gestos, tu tiempo: "Tú también eres amado por Dios en Jesús". Y hacerlo con la sencillez de lo cotidiano. No hay oración auténtica que no nos lleve al hombre, y nos lo haga descubrir como hermano.
La película ha sido una ocasión para profundizar mi opción  de vida como religioso. Donde no elegimos donde estamos, estamos llamados a apostar, amar, por los que nadie quiere (solo así entiendo mi celibato), y compartimos lo que tenemos al servicio de nuestra misión, tarea. Una vocación encaminada a dar la cara, encararse por lo más pequeños. Muy bien recogido en el desarrollo de la película.
Cuando me dirigía a casa dando un paseo al finalizar la película, ha sido una oportunidad de pensar en mis hermanos de comunidad y de renovar en mi interior esa profunda convicción que solo una vida entregada, gastada en favor de los más pequeños del planeta, que son muchos, merece auténticamente la pena. Renovar ese deseo profundo de "hacerme hermano" con quienes comparto mi vida. Y es, precisamente, esta realidad profunda, la que da sentido a todos los cansancios, preocupaciones, y sufrimientos cotidianos que nos acompañan. Por todos ellos, alabado sea nuestro Dios, que nos regala la vida, una vida compartida, repartida y partida. Gracias.

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