jueves, 4 de agosto de 2011

LA HUMILDAD ( 1ª PARTE):¿MISIÓN IMPOSIBLE?

Nada más contráreo a los parámentros desde los que nos movemos cotidianamente, y que nos distancia, sin saberlo, de la auténtica esencia de la vida.
La búsqueda desenfrenada de éxito, prestigio y distinción en una cultura altamente competitiva, nos mete en un engranaje, que muy poco tiene que ver con el Evangelio y ese tal Jesús de Nazaret, de quien decimos ser seguidores, pero desde luego, no usando "sus armas", sino "las nuestras" que las consideramos más operativas, eficaces y prácticas, aunque no esté del todo claro (más bien nada), que sirvan a su causa, la del Evangelio.
"Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra" (Mt. 5,5). A la lectura de este versículo del Evangelio, se le sigue una carcajada, porque en el común de los mortales hay muy pocos que esta afirmación se la crean, la vean viable, practicable... en el mejor de los casos la valorarían de utópica. Por su puesto, si atendemos a los más pesimista, tendríamos que decir: "que para el mundo que estamos dejando, mejor que se lo queden esos humildes..."
Pero, ¡qué torpes somos!,¿Cuándo la avaricia, la prepotencia, la pura apariencia, el éxito a toda costa, la ocultación  de los propios errores, la falsedad o el miedo al sufrimiento han hecho felices a los hombres? Perdón, cuando digo felices, me refiero a dichosos, esa felicidad que no necesita ser anunciada, que va por dentro y es capaz de ofrecer sentido , paz y satisfacción a uno mismo y a quienes le rodean.
¿Es posible encontrar en la humildad ese estilo de enfretar la vida que aporte un plus, algo diferente, alternativo? 
Las cosas no son difíciles, las complicamos nosostros solitos, porque no sabemos ir a la esencia de las cosas, desde donde podemos afrontar con sentido lo que nos toca vivir cada día. Mañana comparto algunas búsquedas. Gracias.

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