Son muchos estímulos, demasiados mensajes, todos rápidos, sobre la marcha, ... No es fácil. El márketing de una sociedad cómoda, sin problemas, "del bienestar", que cultiva la imagen propia, volcada en el éxito personal, es fácil de vender y despierta muchas adhesiones.
Ahora más que nunca, sigue siendo necesario hacer signos y gestos que mantengan a flote, en medio de los cotidiano, la novedad y lo alternativo. El pensamiento único no construye.
A pesar de nuestra torpeza y dureza en nuestras posiciones ante la novedad, no hay que tirar la toalla.
En el fondo, no nos lo jugamos en el márketing, ni en el número, ni en suavizar exigencias, ni en estrategias más sutiles,... Se trata, a mi humilde entender, de ser fieles a la novedad de Jesús en sus gestos y signos, no ahogarlos ni oscurecerlos con nuestros legalismos ni con nuestras ansias de poder. Se trata de aportar esos destellos de vida y sentido que nos regala Jesús con sus palabras, sus gestos, y sus acciones.
Y recordarnos, si realmente queremos ser sal y luz en la vida de otros, que es imprescindible que estos destellos, sean vividos y compartidos con nuestros compañeros de camino, con quienes tejemos lazos cotidianos y soportan nuestras idas y venidas.
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