domingo, 11 de diciembre de 2011

NO TE DEJES ENCASILLAR...


Y sorprende..., sí, sorprende,
 no con títulos, no con poder, no con cargos,
¡sorprende!... 
Que hablen de ti por tus gestos, por tus acciones, 
demoledoramente sencillas, alcanzables, 
que hablen de ti, porque no callas, 
porque tu vida no cesa de hablar, 
desparramándose en servicio, 
desgastándose en detalles, prestándose en cercanía.

No te dejes encasillar, ¡por favor!,
y sorprende...
Escuchando a los que no tienen voz,
compartiendo camino con los que nadie quiere estar.
Sorprendete a ti mismo, no te dejes encasillar,
dando, sin esperar
amando, sin ser querido, 
perdonando, sin pedir cuentas...
No te dejes encasillar, y no lo olvides, ¡sorprende!
Solo quienes se despojan de sus falsas pretensiones, 
autentifican su vida, y no necesitan más palabras.

Es entonces cuando te haces testigo,
luz en la oscuridad,
ánimo en la lucha,
esfuerzo en el cansancio
sosiego en la dificultad.
Tu vida, voz que clama en el desierto,
¡sorprende!, no te dejes encasillar.
Feliz semana y gracias.

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