Son aprendizajes que nunca terminan..., acercarse, aproximarse, con respeto, con delicadeza. Es la única forma de conocer en profundidad, de hacerse cargo de la realidad del otro, evitando todo comentario superficial o juicio desconsiderado, que por muy obispo que sea uno. Esos comentarios, cuanto menos desafortunados, no dignifica ni a las personas al que van dirigido, ni a la persona que hace el juicio apresurado.
Puestos a aprender... ¡aprendamos del mejor!, Jesús de Nazaret. De quien supo no hacer acepción de personas, ni juzgar por las apariencias, mirando al interior de la persona y acompañando por los caminos de la vida a quienes socialmente eran más rechazados o ninguneados. Aprendamos de Jesús, a estar cerca, acompañar, estar al lado, tocar, admirar, ... reconociendo en el otro, sea quien sea y respetando sus opciones vitales, a un hermano/a, a un ser humano, amado y habitado por Dios.
Las palabras duras, las posturas inflexibles, los juicios rancios, las miradas duras, las actitudes de rechazo y exclusión, ... en ningún caso son Buena Noticia, ni hablan de Jesús, ni son signos del reino... son otra cosa... a las que no quiero dar cobertura en mi blog...
Así pues, ánimo, no decaigan las fuerzas,... esta Iglesia Pueblo de Dios, amplia y plural, ¡a la vista está!,.... le queda mucha tarea por delante... aprendamos a reducir distancias al estilo de Jesús dignificando, humanizando, reconociendo... Gracias.
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