jueves, 16 de febrero de 2012

NO HAY OSCURIDAD QUE NO PUEDA SER AMADA...

No es fácil... ¡pero es posible! Se trata de dejarnos tocar nuestras "zonas oscuras", aquellas que nos comen nuestros sueños, nuestras ilusiones o proyectos. Dejarnos iluminar nuestros miedos, nuestros complejos, nuestras miserias de cada día, que nos empequeñecen y nos roban la sonrisa,... a la luz de una mirada cálida, de un amor imperfecto, de un abrazo pedido,... Levantemos nuestro ánimo, subámonos a los árboles, superemos lo que hasta hoy era barrera, ... y agradezcamos, sí, demos gracias por las pequeñas cosas de cada día. Así, conseguiremos no acartonarnos, y sentir el ungüento de la presencia cierta de un Dios que se nos regala, en llamadas y abrazos, en chistes y miradas, en silencios y en Palabra. (¡Gracias Elena por el vídeo!)



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