domingo, 9 de septiembre de 2012

¡ ÁBRETE!

Nunca en nuestra historia nos hemos encontrado con tantos medios de comunicación y de información a la vez (Radio, TV, internet, redes sociales como twiter, facebook, o whatsApp,...), y al mismo tiempo, hemos sido tan hábiles en crear muros, crear barreras, poner fronteras. En el colmo de la contradicción, en nuestro país hacemos de un idioma, que es un medio excelente de comunicación sea cual fuere, un elemento diferenciador y distanciador, que lejos de ser fuente de encuentro, lo pervertimos y se convierte en arma ideológica arrojadiza que separa. Aquello que está pensado para comunicarse, se convierte en motivo de aislamiento.
Nos sentimos solos en tantas ocasiones y de forma tan inesperada... Podemos estar conviviendo cuatro personas y una en cada esquina. La convivencia no garantiza la comunicación. Eso lo sabemos, y en la experiencia cotidiana tenemos mil fotografías de momentos que así nos lo recuerdan.
¡ Ábrete!, la comunicación es una opción, que viene marcado por el encuentro con el otro, más allá de nuestras diferencias y sensibilidades. Es una opción en la que estamos dispuestos a ofrecer gratuitamente algo de nosotros mismos. ¿Qué ofrezco de mí a los que tengo a mi lado?
¡Ábrete!, primero a ti mismo en ese ejercicio imperioso de conocerte, de descubrir toda tu hondura, tus limitaciones y tus grandezas, ... Ser consciente de tus heridas y todas tus semillas de bondad que llevas dentro... Y en ese viaje interior, descúbrete profundamente amado por un Dios, que nunca abandona a su criatura, a pesar de que en muchas ocasiones no lo percibas. Él, como al sordo-mudo de hoy (Mc. 7,31-37), lo acoge tal y como es, con sus luces y sombras. Saberse amado así, abre todo un mundo de posibilidades.
¡Ábrete!, y en el viaje de vuelta, acércate al mundo, a las personas, especialmente a las que más lo necesitan, y haz de tu vida, un acto de comunicación de amor, con tu mirada, con tus gestos, con tu tiempo,...
¡Ábrete!, y con la humildad de quien se reconoce imperfecto e incompleto, aprende a romper muros de la incomunicación y saltar las barreras de los prejuicios y la ideología en cualquiera de sus múltiples expresiones... (también la religión). Entonces, es cuando estamos preparados a recibir, a acoger ese regalo inmenso del otro.
Si abrimos boquetes en nuestros muros, si superamos las barreras que nos autoimponemos y dejamos de poner fronteras por ese miedo fruto de nuestra inseguridad y complejos inciertos, ... ¿No haremos realidad el milagro? Sí, ese milagro del encuentro, del diálogo abierto y enriquecedor, del reconocimiento del otro y sus necesidades, de esos pequeños gestos de amor que nos hacen más humanos, más hermanos. ¿A caso Dios quiere algo diferente? No lo creo. Gracias y buen comienzo de semana.

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