jueves, 8 de noviembre de 2012

¡TÚ ME IMPORTAS! ...

Hay infinidad de ocasiones donde uno tiene la oportunidad de decirle al otro, "tú me importas", como esa forma sencilla de hacer realidad esa apuesta por la persona, sea quien sea, al estilo de Jesús, esa manera con la que solo Él lograba levantar ánimos, miradas, y curar heridas impensables. Un deseo, el de Dios, cargado de amor:
¡Tú me importas!
Aunque opines diferente a mí y no me des la razón, te escucharé.
Aunque te vayas de casa dando un portazo y renegando de mi amor, te esperaré con la calefacción puesta, y la cena preparada.
Aunque el engaño sea tu mejor vestido cada vez que te acercas a mí, te miraré con com-pasión y te perdonaré.
Aunque te equivoques mil veces de camino y tu orgullo no te deje desandar el camino, no te juzgaré.
Aunque hagas lo contrario de lo que dices y quieras disimular, empezaré de cero cada día ...
Aunque tropieces siempre en la misma piedra, ¡maldita piedra!, te tenderé de nuevo mi mano.
Aunque no quieras saber nada de mí, me ignores, me ridiculeces, me insultes, ... siempre podrás contar conmigo ...
¡Tú me importas!, 
Sin más, sencillamente, sin que hagas nada, sin necesidad de méritos, ... ¡Solo deseo que te dejes alcanzar por mi amor!, tú me importas, esa es mi alegría.

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