domingo, 2 de diciembre de 2012

DIOS CREE EN LOS JÓVENES...

En todos, sí, sin duda. En feos y en los guapos, en los creyentes y en los no creyentes, en los formales y en los más pintas, payos, gitanos, extranjeros, "heteros" y gays,  musulmanes y budistas, ... ¡Es tremendo el tipo!, hace a todo... 
Si algo podemos aprender de este Dios, el que descubrimos en Jesús, es que no hace distinciones, ni clases, ni clubs de fans, ... El sencillamente cree en ti, y punto. Cuando los demás que estamos cerca de ti nos rebanamos la cabeza para hacerte visible a este Dios... Él ya está en ti, en tu mundo, en tus relaciones,en  tus paranoias, en tus búsquedas en tus miedos, en tus amores y desamores, en tus heridas... Sencillamente, te habita. 
Otra cosa distinta es que seas consciente, que lo pilles, que quieras, que lo desees, o que de solo pensarlo, "te acojones"... 
Pero Él, confía en ti... queriendo a cada uno como es, sin querer hacerte a su medida, simplemente como eres...
Acogiendo tus miedos y resistencias, sin juzgarte.
Atendiendo a tus gritos, aunque sean silenciosos... "¿Qué quieres que haga por ti?"
Parándose en el camino, sin rodeos, y agachándose para curar tus heridas, liando a quien sea menester para que te cuide y te acompañe...
Sacándote de la mediocridad y la culpabilidad estériles, para experimentar el abrazo  de lo incondicional...
En cada uno de vosotros acontece algo grande, y a la vez secreto. ¿No lo notáis? Una Luz quiere brillar. Todo un potencial está por brotar... Quiere y no puede, por los poros de vuestra piel, por vuestra mirada, por vuestros gestos,... El reino, su proyecto cargado de vida, un horizonte, que ahora solo es borroso, como si de un boceto se tratase... Pero en el fondo, en vuestro interior, sois para Él, una auténtica obra de arte.
A nosotros, que estamos a vuestro lado, lo único que nos toca (¡y no es poco!) es no estropear esa obra de arte... Nos toca todo un aprendizaje: 
1. En la acogida 24h, como los cajeros automáticos. Cercana, calurosa, capaces de escuchar atentamente.
2. En la mirada, limpia, serena, sin juicio ni prejuicio. Una mirada sanadora y tranquilizadora. No una mirada cotilla, ni "mirona", sino como quien sabe que en vosotros, se nos regala ese Dios.
3. En saber dar la mano, reconocerte, saber tu nombre, tus idas y venidas, y valorar tus presencias,...
4. En reconocer que sois importantes para nosotros, y que de vosotros nos queda mucho por aprender y descubrir.
5. En llevaros en nuestros corazón y en nuestra oración. 
Todo un proceso de aprendizaje que me lleva descubrir que mi auténtica pasión es  compartir contigo. Feliz comienzo de Adviento, una oportunidad para cambiar "de aires" y dejar fluir todo aquello que llevamos en nuestro interior. Gracias

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