En tiempos recios y difíciles como éstos, donde todo suena a ajuste, despidos, corrupción, desconfianza,... Es necesario sacar a flote todos los actos de bondad diarios que visualizan el corazón que llevamos dentro, que nos alienta en nuestras luchas y nos hace sentir que no estamos solos.
Es precisamente con esos pequeños gestos de bondad donde uno se descubre compasivo con sus semejantes, conscientes que el reproche, el juicio rápido, o la condena, por acertada que sea ésta, no movilizan los corazones.
Hoy una invitación a dar, a ofrecernos generosamente, y así experimentar como la bondad va más allá del derecho, y así, sí somos alternativa, novedad para quien más lo necesita.
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