jueves, 7 de febrero de 2013

LO QUE NOS SOBRA...

¡Son tantas cosas!, que se nos embota la mente, nos atontamos y nos vemos más allá de nuestras narices... Ayer tomaba un café con mi amigo Nasar (joven marroquí con una orden de expulsión), y me decía, "con poco me basta, no me importa comer, pero un techo si es importante, con poco es suficiente..." Volvía a casa dando un paseo y pensando en la conversación con él, y sentía una mezcla de impotencia y vergüenza.
Para apostar por un estilo humanizador, al estilo de Jesús, necesitamos poco. Sin embargo, nuestro afán de tener, de seguridad, de comodidad, no empuja una y otra vez a acumular. Nos cargamos de peso innecesario, que no hace más que generar distanciamiento y barreras frente a quienes más nos necesitan. El sobreconsumo, el prestigio, la titulitis, el poder, la obsesión por la imagen, ... todo nos centra en nosotros mismos, creyéndonos dueños y señor de nuestro mundo...
Quisiera proponerme y proponeros una pequeña experiencia de despojamiento, con tres pistas que entre el evangelio de hoy (Mc 6,7-13) y mi amigo Nasar me sirven en bandeja:
1. Una llamada a la sencillez, a salir de la dinámica de responder siempre a las expectativas ajenas, sociales, ... Y empezar a disfrutar de uno mismo, de quien es, sin adornos, sin montajes, sin maquillajes. Percibir las grandezas y limitaciones de uno mismo, y descubrir todo lo que uno puede ofrecer y dar a los demás con autenticidad. Lo más sorprendente es descubrir como esos gestos, iniciativas, espontáneas o meditadas, son muy alentadoras y sanadoras para quienes tienen la oportunidad de disfrutarlas. 
2. Otra llamada a dejarse ayudar, a reconocer que uno no tiene respuesta y solución para todo, y que en muchos momentos, son los demás quienes nos pueden ofrecer esa visión que nos faltaba, esa palabra que necesitábamos o ese gesto oportuno. Percibir la propia fragilidad acompañada, por quienes hacen camino con nosotros, ¡cosa grande!, a todos ellos, ¡gracias!
3. Finalmente, una invitación a compartir, nos sobra demasiado, y hay muchos que necesitan poco para seguir adelante. Estamos urgidos a hacer cotidiano ese milagro de compartir solidario, no de dar limosna, sino de compartir de igual a igual, conscientes de la vergüenza de quienes acumulamos, y responsables de ir recuperando esa fraternidad olvidada, que nos recuerda que con un callado, sin sandalias ni túnica de repuesto, se puede anunciar esa buena noticia, no estamos solos, "tú también eres amado en el Señor Jesús". Gracias.

2 comentarios:

  1. A veces la red se convierte en el paraíso del ego, por eso tu llamada a la sencillez y al compartir suenan contraculturales... sin embargo, ante los rostros y los nombres de la miseria es algo que se nos impone (a pesar de que nos dé vergüenza decirlo cuando nos miramos a nosotros mismos).

    Gracias Nacho por relatarnos con los rostros de hoy el evangelio. Un abrazo

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  2. A ti Javi por compartir búsquedas, anhelos, ... Por quedarte con las pequeñas distancias, las que generan encuentro, y donde no me cabe duda que haces reino, con los tuyos....

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